Medicina Ortomolecular
La nutrición ortomolecular consiste en proporcionarle a las células los nutrientes adecuados para que éstas funcionen lo mejor posible. Su objetivo principal es equilibrar la bioquímica del cuerpo mediante una nutrición individualizada y la administración de nutrientes naturales específicos. De tal forma se consigue que el cuerpo ponga en marcha su propio sistema de curación ó una mejora de la salud.
Cada persona nace con una bioquímica determinada, la cual puede predisponer al individuo a desarrollar ciertas enfermedades ó síntomas. Debido a esa individualidad bioquímica, en nutrición ortomolecular no existen reglas estándares sobre alimentación. No todo el mundo se beneficia de la ingesta de alimentos considerados como sanos, como, por ejemplo, las ensaladas; algunas personas, por el contrario, se sienten mejor comiendo vegetales cocinados.
Al igual que no a todo el mundo le sienta bien una dieta vegetariana ó por ejemplo, el consumo de cereales. Por ello, para obtener una salud óptima es vital descubrir las necesidades individuales del organismo y la nutrición ortomolecular es una terapia muy eficaz dedicada a esta labor.
La nutrición ortomolecular ha demostrado ser muy efectiva en el tratamiento de todo tipo de desequilibrios, especialmente:
- Problemas intestinales (candidiasis, parasitosis, crecimiento bacteriano patológico, síndrome del intestino irritable, colitis ulcerosa, diarreas, estreñimiento…)
- Inflamación crónica
- Problemas cardiovasculares
- Depresión y trastornos mentales
- Ansiedad
- Falta de vitalidad
- Migrañas
- Problemas menstruales
- Artritis
- Osteoporosis
- Trastornos de la tiroides
- Retención de líquidos
- Control del peso
- Fibromialgia…entre otras.
A través de la nutrición ortomolecular se logra un óptimo funcionamiento celular y cuando esto ocurre, el bienestar físico, mental y emocional se instala en el organismo de forma natural. Comenzamos a vivir con más conciencia. Aprendemos a conocernos, escucharnos y a cuidarnos mejor. Es entonces cuando la nutrición ortomolecular deja de ser una terapia temporal y se instala, amablemente, en nosotros como una forma de vida.